domingo, 15 de septiembre de 2013

Naranjas y limones



Entre sombras esta mi patio
altivo, siempre sencillo
con aromas a tomillo,
Muchas tardes solitario.

Entre sombras esta mi patio.

A la sombra de un naranjo
blanco cuerpo refugiado
lloro mi llanto cansado
junto al  invierno dorado.

A la sombra de un naranjo.

Arrullo frutos arrancados
solo azahares amamanto
entre macetas de acanto ,
soñando abrazos amados.

A la sombra de un naranjo. 

Blanco cuerpo, blancos hombros
negros ojos, labios dulces
que limpia  tu alma transluces
entre jilgueros y asombros.

A la sombra de un naranjo.

Ya se acuesta el sol, sin llanto,
ya se oscurece la tarde
y todo en un solo instante
en esa tarde de encanto.

Y todo siempre transcurre
A la sombra de un naranjo.

Esta obra corresponde a 1927, es la representación peculiar y muy personal del tradicional tema del bodegón. 
A las naturalezas muertas, al bodegón frío de frutas y flores inexpresivas opone Romero de Torres esta representación de manera que mezcla el bodegón y la figura humana. La figura central es una mujer desnuda de medio cuerpo. La joven sostiene entre sus brazos unas naranjas sobre su pecho. La singularidad de Romero de Torres está, en darle a la fruta el valor de integrante protagonista del cuadro. La composición posee toda la sensualidad de los bodegones flamencos, pero además Romero de Torres aporta su original interpretación del tema con la participación del desnudo. En el fondo de la composición aparecen una serie de piezas arqueológicas que el pintor suele utilizar como motivo de decoración. 
La pieza rebosa sensualidad y erotismo y supuso una verdadera provocación para los círculos más reaccionarios de la sociedad del momento.